Hay cosas que tienen que ser contadas. Porque cuando uno las cuenta pueden llegar a muchas más personas de las que uno cree. No hablo de grandes hazañas, ni de situaciones imposibles. Tampoco de logros inexplicables. Yo creo que hay situaciones de todos los días, que si uno les presta atención y le encuentra las palabras justas, se transforman en secretos compartidos que duran una eternidad.
Hablo de cosas tan simples como la receta de un pan con forma de trenza, o la fórmula mágica para que, viviendo lejos de un almacén, siempre tengas algo para salir del apuro. O de cómo una flor silvestre se puede transformar en el más lindo arreglo floral y un garabato de tu hija no tiene nada que envidiarle a Van Gogh, cuando le encontrás un lindo marco. Hablo de mirar cómo una semilla del tamaño de un grano de arroz, puede transformarse en una inmensa tomatera y regalarte ensaladas frescas todo el verano.
Son estas cosas las que quiero contar acá. Con fotos y con algunos textos, para los que quieran y se animen a leer un poco más. Sólo quiero mostrar que detrás de las cosas chiquitas de todos los días, siempre hay algo interesante qué decir. Aunque no parezca. Eso es parte de lo que aprendí en estos últimos 4 años de mi vida en el campo. Donde el silencio y la Naturaleza -muchas veces, ensordecedores- son capaces de dar lugar a historias, que si uno las mira bien de cerca, siempre merecen tener palabras que las cuenten.
Me encanta!!!!
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