Observar por observar




Hay un momento en nuestras vidas que nos apartamos de esto. De esto, es eso que ven en la foto: el cielo, el agua, el verde, los perros. El momento ese en el que observamos por observar. Contamos aviones en el cielo y patos que sobrevuelan lagunas por el simple hecho de hacerlo. Juntamos mariposas porque son lindas y cualquier árbol es una buena excusa para trepar.

Lo pienso cada vez que veo escenas como esta que me mandó Luci hace unos días, cuando salieron a caminar una mañana. Pienso que ese idilio entre cielos, niñas y perros no puede ser eterno. Que en algún momento van a tomar distancia y van a entrar en este otro mundo, el de los adultos, en el de ponerse serias, en el de andar más en el asfalto que en tierra. Que se van a tener que poner las zapatillas en verano. Pero también pienso que todo esto va a quedar guardado en algún lugar de sus cuerpitos y en algún lugar de sus corazones.  Que el simple recuerdo va a hacer que siempre puedan volver a ese lugar de cielos amplios y de patos que sobrevuelan lagunas. Ahí donde observaban por el simple hecho de observar. Y que por esa misma razón, por eso de recordar con el cuerpo y con el corazón, el idilio va a ser eterno-





¡Buen martes para todos! Esta mañana empecé a desmantelar la huerta para empezar a ponerla en alto, en cajones largos. Lo único que voy a dejar son las tomateras que estallan en frutos, las frambuesas, unos cuantos morrones que a pesar del yuyal parecen seguir creciendo con fuerza y unos melones que están empezando a trepar el alambrado. Después de semanas de pensarlo, es la mejor manera que encontré de poder mantenerla sin que el gramón me la tome por completa cuando dejo de estar algunas semanas. ¡Borrón y cuenta nueva!







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POR QUÉ ESCRIBO

POR QUÉ ESCRIBO
Porque hace bien al Alma. Porque sana. Porque me ayuda a no olvidar. Porque me ayuda a recordar. Porque a veces la gente no encuentra el orden exacto de las palabras y yo sí. Porque no siempre sé decir en voz alta. Porque me deja volar un rato y salirme del día a día. Porque algún día mis hijas van a aprender a leer. Y otro día, a escribir. Y van a ser ellas las voces detrás de este teclado y los ojos que van a mirar lo que yo algún día vi.

DETRÁS DEL LENTE

DETRÁS DEL LENTE
Todas las fotos que ven en mi blog las saco yo. Muchas las saqué con mi Cannon G10, máquina que amé y sigo amando, pero ¡ya llegó a su máximo de cliks! Me acompañó desde 2009 hasta el año pasado, que pidió un cambio. Viajó por Tailandia y por Chile; disfrutó de los mejores veranos en la playa en familia; fue testigo de nuestros miles de kilómetros en moto; nos acompañó bajando montañas de nieve; pudo ver cómo nuestra vida en el campo se fue transformando día a día; vio crecer a nuestros perros; retrató las primeras sonrisas de mis hijas. En 2015 pidió un cambio así que, por esas cosas que tiene el azar, Tere, mi íntima amiga, me vendió su Nikon 3500. Todavía no le tengo el aprecio que le tuve a la Cannon (siempre recomendaría esta máquina porque es semi profesional. Me sirvió mucho para vender fotos en las notas que me han publicado). Las demás fotos las saco (y saqué) con el Iphone 6.

ALGO DE MI

ALGO DE MI
Soy una mezcla de todo. Fui charlista de cenáculos, atleta federada, secretaria ejecutiva. Recorrí más de 5.000 kilómetros en moto por el mundo y saqué cientos de fotos desde el asiento de atrás. Caminé con górilas en Ruanda y fui pasante en Para Tí. Viví algunos días en el monte formoseño y otros tanto, en la clínica La Prairie. Soy periodista de profesión, y comunicadora, de vocación. Leí la saga completa de Harry Potter y nunca entendí a Cortázar. Tengo una huerta en mi casa y me gusta cocinar. Soy amiga, esposa, hija, hermana y madre dos niñas que me dieron vuelta el mundo. Tengo 34 años y sigo usando All Stars.