El otoño decidido




El otoño acá es mucho más romántico que cuando vivía en la ciudad. Y el otoño, en vísperas del invierno, más todavía. Porque abrigarse ahora vale la pena. No andás dejando camperas y sweaters por el camino porque el tiempo ciclotímico de mayo no termina de decidirse si se queda o se va. El otoño de principios de junio no tiene dudas: hay que prender la chimenea, hay que abrigarse, hay que comer sopa y los guisos son siempre una buena idea.




El otoño decidido, ese que viene y se queda (y se lleva los mosquitos), te guarda en tu casa con más de una excusa. Cocina en silencio los brotes de lo nuevo, te empuja a la siesta sin culpa ni miedo, te acorta los días y alarga el encuentro. El otoño acá, ese de amaneceres que parecen noches y de viento que hiela los dedos, tiene ese encanto del silencio "que hace". Que crea sin ruido y huele a casero.

Y a ustedes del otro lado, ¿les gusta el otoño? ¿Les gusta el frío? ¿Les gusta el verano o la primavera? Lo que más me gusta de estos días en casa es la mezcla del olor a chimenea, madera y comida casera. Si tengo que ponerle un olor a esta época, sería ese.






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POR QUÉ ESCRIBO

POR QUÉ ESCRIBO
Porque hace bien al Alma. Porque sana. Porque me ayuda a no olvidar. Porque me ayuda a recordar. Porque a veces la gente no encuentra el orden exacto de las palabras y yo sí. Porque no siempre sé decir en voz alta. Porque me deja volar un rato y salirme del día a día. Porque algún día mis hijas van a aprender a leer. Y otro día, a escribir. Y van a ser ellas las voces detrás de este teclado y los ojos que van a mirar lo que yo algún día vi.

DETRÁS DEL LENTE

DETRÁS DEL LENTE
Todas las fotos que ven en mi blog las saco yo. Muchas las saqué con mi Cannon G10, máquina que amé y sigo amando, pero ¡ya llegó a su máximo de cliks! Me acompañó desde 2009 hasta el año pasado, que pidió un cambio. Viajó por Tailandia y por Chile; disfrutó de los mejores veranos en la playa en familia; fue testigo de nuestros miles de kilómetros en moto; nos acompañó bajando montañas de nieve; pudo ver cómo nuestra vida en el campo se fue transformando día a día; vio crecer a nuestros perros; retrató las primeras sonrisas de mis hijas. En 2015 pidió un cambio así que, por esas cosas que tiene el azar, Tere, mi íntima amiga, me vendió su Nikon 3500. Todavía no le tengo el aprecio que le tuve a la Cannon (siempre recomendaría esta máquina porque es semi profesional. Me sirvió mucho para vender fotos en las notas que me han publicado). Las demás fotos las saco (y saqué) con el Iphone 6.

ALGO DE MI

ALGO DE MI
Soy una mezcla de todo. Fui charlista de cenáculos, atleta federada, secretaria ejecutiva. Recorrí más de 5.000 kilómetros en moto por el mundo y saqué cientos de fotos desde el asiento de atrás. Caminé con górilas en Ruanda y fui pasante en Para Tí. Viví algunos días en el monte formoseño y otros tanto, en la clínica La Prairie. Soy periodista de profesión, y comunicadora, de vocación. Leí la saga completa de Harry Potter y nunca entendí a Cortázar. Tengo una huerta en mi casa y me gusta cocinar. Soy amiga, esposa, hija, hermana y madre dos niñas que me dieron vuelta el mundo. Tengo 34 años y sigo usando All Stars.