Desde el sábado a la noche que entre Mila y yo no hacemos una. No sé cómo estamos logrando que la más pequeña salga ilesa -¡por ahora!- de tantos mocos y toses y fiebres que deambulan por casa.
Hoy, después de tres días las cosas están empezando a tomar otro color. Al menos la fiebre se retiró de la escena y estamos empezando a estar de buen humor. Los ojos siguen medio chinos, pero después de los días que pasaron, es como estar en el Paraíso. Y lo más importante: finalmente nos sacamos el pijama.
No se quería cambiar esta mañana. Quería seguir acostada en el sillón."Si vos te ponés linda, el día se va a poner lindo para vos", le dije. Saltó del sillón como si hubiera dicho palabras mágicas. Fue al baño, se lavó los dientes, la cara. Buscó una de sus remeras nuevas y un pantalón abrigado. Me pidió perfume y buscó una gomita. Quería que le hiciera una trenza. Con sus ojitos cansados y con la nariz roja, se miraba en el espejo y sonreía. Volvió al cuarto de la tele, se acostó una vez más. No sé si el día se pondrá más lindo para ella ahora, pero al menos ella se puso linda para él.
¡Buen miércoles para todos!
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