Sopa de cebolla





El otro día llegó a mis ojos esta sopa de cebolla que ven ahí arriba. A mis ojos y no a mi boca porque la vi en la cuenta de Instagram de @lupicook. Al día siguiente, finalmente, llegó a mi boca.



Hace años que busco una receta de esta sopa y no logro encontrar la que me hace acordar a Bariloche, donde la probamos con Nico por primera vez. Creo que el año pasado posteé una, pero no me terminó de convencer. Esta se acerca mucho más a lo que estaba buscando, pero todavía hay "algo" que no tiene de aquella que comemos cada invierno en el sur. En unos días, cuando viajemos, ¡quizás tenga la suerte de descubrirlo! Mientras tanto, les paso la receta de esta nueva versión que nos gustó mucho. Salieron dos sopas grandes, pero daba para 3 (o para 4 chicas). Yo solo logré comerme la mitad porque es pesada.

Va la receta, que también la encuentran en el Instagram de @lupicook.

-2 cucharadas de manteca.
-2 cucharadas de aceite de oliva.
- 1 kilo de cebollas.
-1 litro de caldo de verduras.
- 1 cucharada de manteca pomada (así, bien blandita, como si fuera una pomada)
- 2 cucharadas de harina 0000
- Sal y pimienta a gusto.
- Rodajitas de pan francés
- Queso rallado (c/n)

Cortar la cebolla en pluma (yo corté rodajas y esas mismas rodajas las corté a la mitad), y ponerla en una olla con las dos cucharadas de aceite y las dos de manteca. Cocinar a fuego medio la cebolla durante, por lo menos 50 minutos, sin que se dore y, a medida que lo va necesitando, le vas poniendo cucharadas del caldo (cuando ves que se va consumiendo la parte líquida). Por otro lado, mezclás la manteca pomada con la harina. Cuando pasaron los 50 minutos de cocción, le agregás el último cucharón de caldo y la mezcla de la harina y la manteca, y revolvés sin parar (para que no se armen grumos. Esta preparación se llama manteca Maine y sirve para espesar  preparaciones). Cocinás la sopa por unos minutos más (no más de 10). Salpimentás a gusto y la ponés en los recipientes donde la vas a servir (¡que sean aptos horno!). Le agregás las rodajitas de pan y mucho, mucho, muchooooo queso rallado. Llevás esto a horno fuerte hasta que gratine, y voiláaaaa, ya está la sopa de cebolla.

Ideal para estos días frescos de invierno y para acompañar con alguna copita de vino y para comer algo liviano después. 



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POR QUÉ ESCRIBO

POR QUÉ ESCRIBO
Porque hace bien al Alma. Porque sana. Porque me ayuda a no olvidar. Porque me ayuda a recordar. Porque a veces la gente no encuentra el orden exacto de las palabras y yo sí. Porque no siempre sé decir en voz alta. Porque me deja volar un rato y salirme del día a día. Porque algún día mis hijas van a aprender a leer. Y otro día, a escribir. Y van a ser ellas las voces detrás de este teclado y los ojos que van a mirar lo que yo algún día vi.

DETRÁS DEL LENTE

DETRÁS DEL LENTE
Todas las fotos que ven en mi blog las saco yo. Muchas las saqué con mi Cannon G10, máquina que amé y sigo amando, pero ¡ya llegó a su máximo de cliks! Me acompañó desde 2009 hasta el año pasado, que pidió un cambio. Viajó por Tailandia y por Chile; disfrutó de los mejores veranos en la playa en familia; fue testigo de nuestros miles de kilómetros en moto; nos acompañó bajando montañas de nieve; pudo ver cómo nuestra vida en el campo se fue transformando día a día; vio crecer a nuestros perros; retrató las primeras sonrisas de mis hijas. En 2015 pidió un cambio así que, por esas cosas que tiene el azar, Tere, mi íntima amiga, me vendió su Nikon 3500. Todavía no le tengo el aprecio que le tuve a la Cannon (siempre recomendaría esta máquina porque es semi profesional. Me sirvió mucho para vender fotos en las notas que me han publicado). Las demás fotos las saco (y saqué) con el Iphone 6.

ALGO DE MI

ALGO DE MI
Soy una mezcla de todo. Fui charlista de cenáculos, atleta federada, secretaria ejecutiva. Recorrí más de 5.000 kilómetros en moto por el mundo y saqué cientos de fotos desde el asiento de atrás. Caminé con górilas en Ruanda y fui pasante en Para Tí. Viví algunos días en el monte formoseño y otros tanto, en la clínica La Prairie. Soy periodista de profesión, y comunicadora, de vocación. Leí la saga completa de Harry Potter y nunca entendí a Cortázar. Tengo una huerta en mi casa y me gusta cocinar. Soy amiga, esposa, hija, hermana y madre dos niñas que me dieron vuelta el mundo. Tengo 34 años y sigo usando All Stars.