¿Para qué tanto? Lo pienso siempre. Desde que Mila empezaba a gatear y lo que más le gustaba era jugar con el cajón de las verduras o los tuppers de la cocina. O desde que Tania se puede pasar mil horas jugando a llenar una botella de agua y pasarla de un vaso a otro. En el cuarto ya no hay espacio de la cantidad de juguetes, osos, torres, princesas, muñecas y cochecitos, pero ellas siempre terminan con mis ollas, mis cucharas y sus vasos de plástico.
¿Para qué tanto? Lo pienso siempre. Desde que Mila empezaba a gatear y lo que más le gustaba era jugar con el cajón de las verduras o los tuppers de la cocina. O desde que Tania se puede pasar mil horas jugando a llenar una botella de agua y pasarla de un vaso a otro. En el cuarto ya no hay espacio de la cantidad de juguetes, osos, torres, princesas, muñecas y cochecitos, pero ellas siempre terminan con mis ollas, mis cucharas y sus vasos de plástico.
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Los placeres de vivir en el campo Vik!!!
ResponderEliminarme encnantó! que vivan las tardes sin pañales y los helados de agua!!
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