Dos caras



Bueno, aparentemente estaría habiendo un complot virtual para que la tecnología quede fuera de mi alcance. Todavía no termino de entender si es a mi favor o en mi contra, pero sospecho que "la nube" se está riendo un poco y por lo bajo me está diciendo: "Vas bien sin conexión, no hace falta tanta información". Así que pffffff, suspiro, agarro mi Nokia 1100 que me acompaña hace ya casi tres semanas (y que solo me deja llamar a dos números), y pienso que está bien. Que así tendrá que ser por un tiempo más, y que este "retiro" telefónico es necesario. No hace falta tanta información. De lo importante siempre me voy a enterar.

Mientras tanto, aprovecho que mis ojos y mis manos solo pueden manipular una sola pantalla, que es la de esta computadora que tengo enfrente. La semana pasada subí esta foto en mi cuenta de Instagram. Son las chicas en una de sus riñas habituales. Fue el sábado pasado. Me había sentado lejos abajo de un árbol y les fui sacando fotos mientras jugaban, andaban en bici, se disfrazaban de pájaros, caminaban en la tierra, se reían, corrían. No pudo faltar el momento en que la más chiquita, porque sí, se acercó a tirarle el pelo a su hermana mayor. No quería la bici, como muchos me decían. Quería molestarla. Tirarle el pelo y seguir jugando. Las dejé hacer de las suyas. Que se arreglaran una vez más. Primero lloró Mila. Después se enojó y se le tiró encima. Lloró Tania. Lloraron las dos. Me miraban como pidiendo que las fuera a rescatar, pero esta vez me hice la distraída. Mila salió corriendo. Tania atrás de ella, con un palo. Se encontraron y pensé que arrancaba el segundo round. En vez, Tania, que solo tiene 2 años y medio, le dijo en su idioma: "¿Viste mi caballo, Ninu?". Mila agarró otro palo que también se transformó caballo. Fin de la historia. No más pelea.




Así son la mayor parte del día. Una infancia apasionada, me dijo una amiga cuando vio la secuencia. Las dos caras de una misma moneda, diría yo. Las luces y sombras de tener un hermano. Que te cuida la espalda, pero que te rompe los juguetes. Te tira del pelo y cuando menos te diste cuenta, te sacó una carcajada de esas que te hacen doler la panza. Lo más lindo de tenerlos es haber andado esa infancia juntos. Haber compartido "la misma" historia. Porque te entendés sin tener que hablar y te reís sin tener que explicar. Suerte la mía y la de estas dos niñas que veo crecer.

¡Buen fin de semana largo! Que disfruten de los días de sol que se vienen, y de este otoño lindo que no se va.

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POR QUÉ ESCRIBO

POR QUÉ ESCRIBO
Porque hace bien al Alma. Porque sana. Porque me ayuda a no olvidar. Porque me ayuda a recordar. Porque a veces la gente no encuentra el orden exacto de las palabras y yo sí. Porque no siempre sé decir en voz alta. Porque me deja volar un rato y salirme del día a día. Porque algún día mis hijas van a aprender a leer. Y otro día, a escribir. Y van a ser ellas las voces detrás de este teclado y los ojos que van a mirar lo que yo algún día vi.

DETRÁS DEL LENTE

DETRÁS DEL LENTE
Todas las fotos que ven en mi blog las saco yo. Muchas las saqué con mi Cannon G10, máquina que amé y sigo amando, pero ¡ya llegó a su máximo de cliks! Me acompañó desde 2009 hasta el año pasado, que pidió un cambio. Viajó por Tailandia y por Chile; disfrutó de los mejores veranos en la playa en familia; fue testigo de nuestros miles de kilómetros en moto; nos acompañó bajando montañas de nieve; pudo ver cómo nuestra vida en el campo se fue transformando día a día; vio crecer a nuestros perros; retrató las primeras sonrisas de mis hijas. En 2015 pidió un cambio así que, por esas cosas que tiene el azar, Tere, mi íntima amiga, me vendió su Nikon 3500. Todavía no le tengo el aprecio que le tuve a la Cannon (siempre recomendaría esta máquina porque es semi profesional. Me sirvió mucho para vender fotos en las notas que me han publicado). Las demás fotos las saco (y saqué) con el Iphone 6.

ALGO DE MI

ALGO DE MI
Soy una mezcla de todo. Fui charlista de cenáculos, atleta federada, secretaria ejecutiva. Recorrí más de 5.000 kilómetros en moto por el mundo y saqué cientos de fotos desde el asiento de atrás. Caminé con górilas en Ruanda y fui pasante en Para Tí. Viví algunos días en el monte formoseño y otros tanto, en la clínica La Prairie. Soy periodista de profesión, y comunicadora, de vocación. Leí la saga completa de Harry Potter y nunca entendí a Cortázar. Tengo una huerta en mi casa y me gusta cocinar. Soy amiga, esposa, hija, hermana y madre dos niñas que me dieron vuelta el mundo. Tengo 34 años y sigo usando All Stars.