Ayer a la tarde se nubló. Hacía un calor agobiante. Tania, para variar, se sacó su pantalón corto y andaba en pañales. Como todas estas semanas de verano furioso en el campo. Mila no se quiso vestir a la mañana. Remera, bombachita y patas al aire.
Así salieron de casa, a andar por el camino principal. Había llovido toda la noche así que sus patitas corrieron tan rápido como corren cuando les digo: "Bueno, está bien, vamos a saltar charcos". Los de ayer eran pequeños mares dispersos en la tierra. Siempre arrancan cuidadosas, las dos. Van de a poquito, pisando barro como si pisaran algodón. Y al ratito se descontrola el tema. Tania se cae de cola con sus pañales con dibujos de Minnies. Mila se tira de panza y me dice "mamá, mirá cómo nado"
Marzo ya está acá. El calor rabioso de los últimos días decidió irse ayer, después de aquel chapuzón entre hermanas. Y con él, estas vacaciones eternas sin horarios, sin rutinas, repletas de cielos de colores y de compañías llenas de risas.
¡Buen fin de semana para todos! La semana que viene, si Dios quiere (y el señor Baradel lo permite), nos sumamos al inicio de clases...
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