Peloteros, olor a chizito, pantalones manchados con cremas celestes (Frozen sigue siendo un hit entre las chicas), dulce de leche en las mangas de mis camisas, y cada tanto alguna charla coherente de no más de cuatro minutos con alguna mamá. Escenario repetido de las fiestitas de cumpleaños a los que, confieso, no me gusta ir. Me canso, no puedo hilar dos palabras juntas, tengo un ojo en Tania, otro en Mila y cada tanto se alinean los planetas y puedo hablar con alguien. Durante la primera hora y media, Mila se adosa a mi y cuando nos estamos por ir, (porque todos duran dos horas, gracias a Dios), de repente se quiere quedar.
Mila con su amigo Hilario, hijo de unos amigos nuestros, hace un tiempo, en una de sus visitas a casa |
Le contaba esto a Nico el otro día. Que Tania hacía la suya y que Mila era un pegote. Se ve que la mayor escuchó nuestra charla en la cocina y apareció de la nada y me dijo: "Es que mamá, no conocía a nadie". ¡Y tenía razón! Qué manía la nuestra, la de querer que nuestros hijos se hagan amigos de los hijos de nuestros amigos. Es ideal, es cómodo, es lindo. Sí, todo. Pero no los podemos obligar. Me hizo acordar a cuando era chica y mamá nos llevaba a la casa de sus amigos y con mi hermana, literalmente, nos quedábamos el día entero adentro del auto porque preferíamos jugar las dos solas. Mi mamá habrá luchado un par de veces para bajarnos y después se rindió.
En un asado, con varios de los hijos de amigos nuestros. |
Nadie eligió a tus amigos. ¿Por qué vos vas a elegir los de ellos? "Andá, andá allá que están jugando chicos de tu edad", les decimos. A nadie le gusta llegar a un lugar donde no conoce a nadie. A ellos tampoco.
Hoy escribo tarde, con una en la cuna y la otra mirando Tierra de osos por enésima vez. ¡Buen fin de jueves para los que me leen esta noche!
Cuanta razon! Esa mania de obligar a hacer amigos. Y la de obligar a prestar toooodos los juguetes a absolutamente todo el mundo? Ni yo presto absolutamente todo jajajaj
ResponderEliminarJjajaja, tal cual! No había pensado en la de prestar. Mamá me obligaba a los 5 a ser amiga de la hija de una amiga. A los 17, finalmente, nos hicimos amigas solas. Íntimas!
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