Bueno, creo que ya llegó ese momento del año en que vale estar en patas todo el día (¡aunque acá esa regla se cumple más allá del clima!). Que las puertas queden abiertas de par en par y que las bicicletas y triciclos circulen por donde sea porque los mosquitos están tardando en llegar (espero no estar llamándolos en este instante). Llegó el momento de regar la huerta en momentos en que las chicas están despiertas y de saltar charcos sin importar la hora. Llegaron los días en que las tardes huelen a pasto, y las mañanas a jazmín. Y en donde las noches suenan a grillos sin dormir (me salió un verso sin esfuerzo).
Señor invierno: llegó la hora de su retirada. Gracias por todo lo que nos dio. Por sus olores a chimeneas mezcladas con comida casera y por sus amaneceres fríos y blancos. Por haber sido anfitrión de tantos momentos, palabras y mates lindos. Lo esperamos, no muy pronto, pero lo esperamos. Mientras tanto, que los primeros calores de la primavera nos animen a seguir gestando nuevos brotes, nuevos proyectos y que los pies descalzos sean, por estos meses, los que manden por acá.
¡Buen miércoles para todos! En especial a una de esas Amigas del Alma, que hoy cumple años.
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