Ser chiquitos, ser grandes







"Mamá, ¡veo estrellas flotando!", me dijo el otro día Mila, señalando el cielo, cuando viajábamos al campo de mis abuelos. Al final, después de mirar un rato largo por la ventana decretó que no estaban flotando. Estaban pegadas con Plasticola.

Me encanta cuando los chicos hacen este tipo de descubrimientos y les pueden poner palabras. Lo más genial es que es verdad que las estrellas flotan en el Universo. Ella ya es una niña. Se va a dormir y sigue siendo un bebé con sus mil almohadas y su chupete. A la noche se levanta sola para ir al baño, tira la cadena, vuelve a acostarse solita. Con su chupete y sus mil almohadas. Se hace de día, amanece y se transforma en una persona en miniatura, que razona, que piensa, que inventa canciones, que me miente para que no la rete, que me esconde lo que rompe así no le digo nada. Es chiquita y grande a la vez. Lo noto más cuando a la mañana, antes de salir al Jardín le digo: "Sos muy grande para ir al cole con chupete". Y al minuto le digo que todavía es muy chiquita para prender el fuego sola.

¿En qué quedamos?




Me acuerdo que odiaba cuando me decían eso de sos muy chica para, o sos muy grande para. Quizás sea el momento de entender que la medida de la adultez y de la niñez está en otra parte y no en los años ni en la altura. O, mejor dicho, de dejar de decirles esa frase que cambia según la estación.

Con este post, me retiro por unos días del blog, a disfrutar del frío del Sur de nuestro país en familia. ¡Que tengan un Buen fin de semana!
 

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POR QUÉ ESCRIBO

POR QUÉ ESCRIBO
Porque hace bien al Alma. Porque sana. Porque me ayuda a no olvidar. Porque me ayuda a recordar. Porque a veces la gente no encuentra el orden exacto de las palabras y yo sí. Porque no siempre sé decir en voz alta. Porque me deja volar un rato y salirme del día a día. Porque algún día mis hijas van a aprender a leer. Y otro día, a escribir. Y van a ser ellas las voces detrás de este teclado y los ojos que van a mirar lo que yo algún día vi.

DETRÁS DEL LENTE

DETRÁS DEL LENTE
Todas las fotos que ven en mi blog las saco yo. Muchas las saqué con mi Cannon G10, máquina que amé y sigo amando, pero ¡ya llegó a su máximo de cliks! Me acompañó desde 2009 hasta el año pasado, que pidió un cambio. Viajó por Tailandia y por Chile; disfrutó de los mejores veranos en la playa en familia; fue testigo de nuestros miles de kilómetros en moto; nos acompañó bajando montañas de nieve; pudo ver cómo nuestra vida en el campo se fue transformando día a día; vio crecer a nuestros perros; retrató las primeras sonrisas de mis hijas. En 2015 pidió un cambio así que, por esas cosas que tiene el azar, Tere, mi íntima amiga, me vendió su Nikon 3500. Todavía no le tengo el aprecio que le tuve a la Cannon (siempre recomendaría esta máquina porque es semi profesional. Me sirvió mucho para vender fotos en las notas que me han publicado). Las demás fotos las saco (y saqué) con el Iphone 6.

ALGO DE MI

ALGO DE MI
Soy una mezcla de todo. Fui charlista de cenáculos, atleta federada, secretaria ejecutiva. Recorrí más de 5.000 kilómetros en moto por el mundo y saqué cientos de fotos desde el asiento de atrás. Caminé con górilas en Ruanda y fui pasante en Para Tí. Viví algunos días en el monte formoseño y otros tanto, en la clínica La Prairie. Soy periodista de profesión, y comunicadora, de vocación. Leí la saga completa de Harry Potter y nunca entendí a Cortázar. Tengo una huerta en mi casa y me gusta cocinar. Soy amiga, esposa, hija, hermana y madre dos niñas que me dieron vuelta el mundo. Tengo 34 años y sigo usando All Stars.