Verlos crecer

¿A todas las mamás les pasa que cuando llegan los cumpleaños de sus hijos se les mueve el mundo entero? Pensé que sólo me iba a pasar cuando cumplieran un año acá con nosotros. Que después ya se iba a normalizar la cosa y que sus cumpleaños no me iban a emocionar tanto.

Ayer Mila cumplió tres años. El sábado a la noche, por una de esas casualidades, ella misma encontró un montón de fotos que imprimí en 2013 para poner en un álbum y todavía no encontré el rato para hacerlo. Justo había una de Nico, ella y yo, a horas de haber salido de la panza. Se me llenaron los ojos de lágrimas cuando le empecé a contar que hace menos de tres años ella estaba toda acurrucada adentro mío, y que salió y lloraba, y lloraba y lloraba. Nico le decía que él había sido el primero en alzarla y llenarla de mimos. "¿Y yo usaba chupete?", preguntaba con sus ojos grandes. Le mostré la cicatriz de la cesárea, le conté que de ahí había venido. "Y Tania todavía estaba en el cielo", narraba ella, como si supiera la historia de memoria. Yo pensaba, mientras tanto, en el abismo de la Vicky del 14 de mayo del 2013, y la Vicky de hoy...

Esta es la foto que encontramos el sábado a la noche.

Los 15 de mayo y los 8 de diciembre van a ser siempre días de fiesta. De celebrar, de agradecer. Quiso la Vida que mis dos hijas nacieran en fechas tan especiales (el 15 es el Día de la Virgen de la Dulce Espera; y el 8, el de la Inmaculada Concepción). Yo ahora le pido a ella, a la Vida, que siempre las podamos ver crecer. Que no nos perdamos en la urgencia de la diaria. Es ahí donde se nos escapan esos momentos que pasan en un abrir y cerrar de ojos. Le pido que nunca, nunca, nos olvidemos de agradecer el Milagro de tenerlas en casa.

¡La lluvia de ayer aguó el festejo multitudinario y terminamos soplando las velitas con sus primas que adora!

Logramos, gracias a Luci y sus manos mágicas, que la torta tuviera gusanitos. Esta feliz.

¡Buen lunes para todos!