De mocos y ojos chinos


Debería existir una cláusula en la maternidad que diga que cuando una se siente mal, deja mágicamente de ser madre y, hasta que el cuerpo no lo indique, no vuelve a su labor más intensa. Esa labor de cuidar, mimar, reír, cocinar, cantar, convencer, vestir, desvestir, bañar, acunar, alimentar. Intensamente linda. Pero con este resfrío que me tomó por completa, lo intensamente lindo, se volvió intensamente cansador.

Sepan disculpar la mala onda de mi lunes. Es que creo que si me ponen patas para arriba hoy, además de las dos monedas de un peso y los tres pedazos de tiza que agarré para que Tania no se las comiera y Mila no me hiciera otra obra de arte en la pared del pasillo, lo único que salen son mocos. Mi voz da miedo. Parece salida de una caverna de osos.


El viernes a la noche armamos pijama party de primas. El sábado, así estábamos.  Estaba lindísimo el día, a pesar del frío, pero no quise sacarla a Tania por sus oídos.



Dos o tres veces al año tengo estos resfríos que me toman por completo. Los ojos me lloran, no puedo hablar porque me aturdo, me duele el cuerpo y mi nariz está completamente paspada. Son los cambios de clima. Me agarran generalmente a mi, y a mi Tania, que el viernes sus oídos se encargaron de hacerla llorar literalmente toda la noche. Yo no lloré. Los ojos me lloraban solos del catarro este del infierno, y del sueño de no haber pegado un ojo en toda la noche.

En fin, el tercer día suele ser mejor, dicen. Al menos tengo ánimos para escribir unas palabritas en este lunes frío, frío. Los oídos de Tania nos dieron tregua. Mila amaneció gruñendo, pero sin gritar. Y eso no es poca  cosa. Así que lo dejaré pasar, una vez más, a este señor resfrío que me ha tomado entera, sin poco aviso.Porque ya sé que se va a ir. Y lo mejor que me suelen dejar estos días de mocos y ojos chinos, es que en el momento que finalmente deciden salirse de mi cuerpo, me doy cuenta de la bendición de tener salud. 



Ayer salimos un rato y cuando la fui a buscar, así estaba en el arenero. Agotada, pobre ángel. Yo estaba igual, pero del otro lado del lente.


¡Buena semana con pausa en el medio para todos! Abríguense

PD: Igual, sería inmensamente feliz con aquella linda cláusula para madres. :-)



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POR QUÉ ESCRIBO

POR QUÉ ESCRIBO
Porque hace bien al Alma. Porque sana. Porque me ayuda a no olvidar. Porque me ayuda a recordar. Porque a veces la gente no encuentra el orden exacto de las palabras y yo sí. Porque no siempre sé decir en voz alta. Porque me deja volar un rato y salirme del día a día. Porque algún día mis hijas van a aprender a leer. Y otro día, a escribir. Y van a ser ellas las voces detrás de este teclado y los ojos que van a mirar lo que yo algún día vi.

DETRÁS DEL LENTE

DETRÁS DEL LENTE
Todas las fotos que ven en mi blog las saco yo. Muchas las saqué con mi Cannon G10, máquina que amé y sigo amando, pero ¡ya llegó a su máximo de cliks! Me acompañó desde 2009 hasta el año pasado, que pidió un cambio. Viajó por Tailandia y por Chile; disfrutó de los mejores veranos en la playa en familia; fue testigo de nuestros miles de kilómetros en moto; nos acompañó bajando montañas de nieve; pudo ver cómo nuestra vida en el campo se fue transformando día a día; vio crecer a nuestros perros; retrató las primeras sonrisas de mis hijas. En 2015 pidió un cambio así que, por esas cosas que tiene el azar, Tere, mi íntima amiga, me vendió su Nikon 3500. Todavía no le tengo el aprecio que le tuve a la Cannon (siempre recomendaría esta máquina porque es semi profesional. Me sirvió mucho para vender fotos en las notas que me han publicado). Las demás fotos las saco (y saqué) con el Iphone 6.

ALGO DE MI

ALGO DE MI
Soy una mezcla de todo. Fui charlista de cenáculos, atleta federada, secretaria ejecutiva. Recorrí más de 5.000 kilómetros en moto por el mundo y saqué cientos de fotos desde el asiento de atrás. Caminé con górilas en Ruanda y fui pasante en Para Tí. Viví algunos días en el monte formoseño y otros tanto, en la clínica La Prairie. Soy periodista de profesión, y comunicadora, de vocación. Leí la saga completa de Harry Potter y nunca entendí a Cortázar. Tengo una huerta en mi casa y me gusta cocinar. Soy amiga, esposa, hija, hermana y madre dos niñas que me dieron vuelta el mundo. Tengo 34 años y sigo usando All Stars.