Alcoyana, alcoyana




Soy coleccionista de "casualidades".  Suelo estar atenta a números, fechas, nombres, cumpleaños, situaciones o lo que sea que coinciden "por casualidad". O confluyen en situaciones que, si lo hubieras planeado, nunca hubieran salido así.


Cada vez que encuentro alguna de estas "casualidades", las comparto con Lucas, mi primo-amigo, amigo- primo. Él hace lo mismo conmigo. Siempre suelen ser mails cortos o fotos que cuentan estas mini historias. La última que me mandó fue el 19 de octubre del año pasado:


"El fundador de una agencia de publicidad española multinacional con oficinas acá, se llama igual que nuestro abuelo, José Antonio Llorente".

Cuando nos acababámos de casar con Nico, descubrí una muy simpática: las iniciales de su nombre y apellido (Nicolás Vukojicic), son las iniciales de nuestros nombres (Nicolás y Victoria). Y lo más gracioso es que las iniciales de mi nombre (Victoria Llorente), son las iniciales de nuestros apellidos (Vukojicic- Llorente). 


Ni qué decir que el 17 de marzo, la fecha que nos casamos, fue la misma en la que cuatro años antes, corté con mi ex novio, como cuento en uno de mis posts (Ver 17 de marzo).

Mientras escribo, también me acuerdo de esta foto, una de las últimas que nos sacamos con mi papá, un mes y medio antes de que muriera. La puse en nuestro video de casamiento, y la misma semana, descubrí la fecha que decía abajo (esta nunca te la conté, Luqui)...17 de marzo (de 1988). En 2012 arrancaba otra historia.





"No vivo en el campo, tampoco vivo en el pueblo, pero vivo en mi barrio. El barrio de Palermo. Es barrio porque en la misma cuadra tiene un chino, una panadería, y dos librerías, una pizzería y, un poquito más allá, cruzando Charcas, hay una carnicería enfrente de la ferretería. Ahí es donde paso mis días últimamente". Así empieza el mail que me mandó el miércoles a la tarde Sofi, una de esas amigas de las que mencioné entre mis posts. De las que pasa el tiempo, los novios, los maridos, los hijos, la ley de gravedad, y a pesar de los cientos de kilómetros que nos separan, nos vemos y todo sigue igual.





Me encantó porque me cuenta, entre otras cosas, que se animó a volver a escribir. Y que ayer fue el cumple de su papá, Rodolfo (Roly), que murió en 2011. Pero lo que más me gustó de todo, es que atrás de esta historia que ella me cuenta de su paso por la carnicería, hay una "casualidad" que me inspiró a escribir este mediodía de viernes. 

Me dice que pasa todos los días por lo de este señor a comprar carne para Sol, su beba de 10 meses. "Te preparo lo que tengo", le dice, y empieza a cortar "lo que tiene". Me cuenta que el lugar está empapelado con afiches de Boca, con fotos de famosos y con alguna que otra vaca curiosa que las mira cada vez que entran."Después de tanto charlar cada mañana, me encontré preguntándole al hombre si ya podía saludarlo como se debía, por su nombre. escribe.

"Rodolfo Francisco", le dijo, mientras cortaba un pedazo de lomo."Y ahí lo entendí todo", me escribe Sofi. Entendió qué tenía de distinto ese lugar, y ese señor que conoce a su hija un poco más que otros, porque la ve pasar todas las mañanas, y la saluda hasta que la deja de ver en la cuadra. Entendió que atrás de gordito simpático, se escondía el secreto de su nombre.


No creo en las casualidades. Aunque me guste coleccionarlas.Estoy convencida de que son simples "guiños" que nos hacen desde Algún lado, para hacernos saber que vamos bien, que es por Ahí que hay que ir.


¡Buen viernes para todos! ¿Algún otro coleccionista de casualidades del otro lado de la pantalla?


Sofi, Solcito, Mila, Tania y yo, hace un mes, cuando me vinieron a visitar a casa.









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POR QUÉ ESCRIBO

POR QUÉ ESCRIBO
Porque hace bien al Alma. Porque sana. Porque me ayuda a no olvidar. Porque me ayuda a recordar. Porque a veces la gente no encuentra el orden exacto de las palabras y yo sí. Porque no siempre sé decir en voz alta. Porque me deja volar un rato y salirme del día a día. Porque algún día mis hijas van a aprender a leer. Y otro día, a escribir. Y van a ser ellas las voces detrás de este teclado y los ojos que van a mirar lo que yo algún día vi.

DETRÁS DEL LENTE

DETRÁS DEL LENTE
Todas las fotos que ven en mi blog las saco yo. Muchas las saqué con mi Cannon G10, máquina que amé y sigo amando, pero ¡ya llegó a su máximo de cliks! Me acompañó desde 2009 hasta el año pasado, que pidió un cambio. Viajó por Tailandia y por Chile; disfrutó de los mejores veranos en la playa en familia; fue testigo de nuestros miles de kilómetros en moto; nos acompañó bajando montañas de nieve; pudo ver cómo nuestra vida en el campo se fue transformando día a día; vio crecer a nuestros perros; retrató las primeras sonrisas de mis hijas. En 2015 pidió un cambio así que, por esas cosas que tiene el azar, Tere, mi íntima amiga, me vendió su Nikon 3500. Todavía no le tengo el aprecio que le tuve a la Cannon (siempre recomendaría esta máquina porque es semi profesional. Me sirvió mucho para vender fotos en las notas que me han publicado). Las demás fotos las saco (y saqué) con el Iphone 6.

ALGO DE MI

ALGO DE MI
Soy una mezcla de todo. Fui charlista de cenáculos, atleta federada, secretaria ejecutiva. Recorrí más de 5.000 kilómetros en moto por el mundo y saqué cientos de fotos desde el asiento de atrás. Caminé con górilas en Ruanda y fui pasante en Para Tí. Viví algunos días en el monte formoseño y otros tanto, en la clínica La Prairie. Soy periodista de profesión, y comunicadora, de vocación. Leí la saga completa de Harry Potter y nunca entendí a Cortázar. Tengo una huerta en mi casa y me gusta cocinar. Soy amiga, esposa, hija, hermana y madre dos niñas que me dieron vuelta el mundo. Tengo 34 años y sigo usando All Stars.