Detrás de las paredes




Hoy me traje la máquina de fotos en la mochila. En vez de ir directo al bar a hacer tiempo para buscarla a Mila a las 12 en el Jardín, salí a caminar algunas calles de este pueblo que este año me vio aparecer por primera vez. La gente me pregunta si acabamos de llegar y cuando les digo que estamos hace 4 años, no entienden por qué no me vieron pasar. Es que hasta hoy no tenía más excusas que salir a hacer las compras de vez en cuando. El Jardín de Infantes me obligó a salir de la cueva.





En esta mañana de niebla, no sólo me vieron pasar sino que varias personas me frenaron para preguntarme para quién estaba sacando fotos. "Para mi", les dije. Y para ustedes, los que me leen. Desde que llegamos a vivir al campo, me limito a pasar por Roberts en auto o camioneta, bajarme en algún lado y hacer alguna que otra compra. Hace pocas semanas, con la excusa de hacer tiempo, empecé a hacer eso mismo, pero caminando. Y empecé a mirar al pueblo con otros ojos. Por eso hoy me animé a traer la máquina y compartirles un pedazo chiquito de este lugar que muchos me preguntan cómo es. Si es grande, si es chico, si a qué se parece. Voy a intentar subir un poquito cada semana. Hoy sólo caminé cinco cuadras y con esto me encontré.






Miraba estas puertas y trataba de imaginarme qué mundos, qué diálogos, qué historias crecerían del otro lado. Cuántas personas habitarían esos espacios. ¿Hay sueños, hay chicos, hay ruidos entre esas paredes? En eso pensaba mientras caminaba esta mañana de niebla. Con la suerte de tropezar, en una de ellas, con una cara amiga que me invitaba a tomar unos mates. Y ver con mis propios ojos (y mi propia nariz), que acá también se "cocinan" lindas historias. 














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POR QUÉ ESCRIBO

POR QUÉ ESCRIBO
Porque hace bien al Alma. Porque sana. Porque me ayuda a no olvidar. Porque me ayuda a recordar. Porque a veces la gente no encuentra el orden exacto de las palabras y yo sí. Porque no siempre sé decir en voz alta. Porque me deja volar un rato y salirme del día a día. Porque algún día mis hijas van a aprender a leer. Y otro día, a escribir. Y van a ser ellas las voces detrás de este teclado y los ojos que van a mirar lo que yo algún día vi.

DETRÁS DEL LENTE

DETRÁS DEL LENTE
Todas las fotos que ven en mi blog las saco yo. Muchas las saqué con mi Cannon G10, máquina que amé y sigo amando, pero ¡ya llegó a su máximo de cliks! Me acompañó desde 2009 hasta el año pasado, que pidió un cambio. Viajó por Tailandia y por Chile; disfrutó de los mejores veranos en la playa en familia; fue testigo de nuestros miles de kilómetros en moto; nos acompañó bajando montañas de nieve; pudo ver cómo nuestra vida en el campo se fue transformando día a día; vio crecer a nuestros perros; retrató las primeras sonrisas de mis hijas. En 2015 pidió un cambio así que, por esas cosas que tiene el azar, Tere, mi íntima amiga, me vendió su Nikon 3500. Todavía no le tengo el aprecio que le tuve a la Cannon (siempre recomendaría esta máquina porque es semi profesional. Me sirvió mucho para vender fotos en las notas que me han publicado). Las demás fotos las saco (y saqué) con el Iphone 6.

ALGO DE MI

ALGO DE MI
Soy una mezcla de todo. Fui charlista de cenáculos, atleta federada, secretaria ejecutiva. Recorrí más de 5.000 kilómetros en moto por el mundo y saqué cientos de fotos desde el asiento de atrás. Caminé con górilas en Ruanda y fui pasante en Para Tí. Viví algunos días en el monte formoseño y otros tanto, en la clínica La Prairie. Soy periodista de profesión, y comunicadora, de vocación. Leí la saga completa de Harry Potter y nunca entendí a Cortázar. Tengo una huerta en mi casa y me gusta cocinar. Soy amiga, esposa, hija, hermana y madre dos niñas que me dieron vuelta el mundo. Tengo 34 años y sigo usando All Stars.