Hace rato que tenía ganas de subir estar dos recetas bien facilongas e ideales como entradas para estos días de otoño. En casa ya las probamos a las dos. Los bastoncitos fueron un boom y están buenísimos para acompañarlos con alguna salsa picante o con ketchup. La sopa a mi y a las chicas nos encanta, (a Nico no lo puedo convencer de que las sopas caseras son siempre más ricas que las Knorr...sobre gustos...).
Siempre me preguntan en qué momento le empecé a agarrar el gustito a cocinar. La realidad es que viviendo en el campo, no tengo mucha opción. O cocino, o cocino. No hay delivery que me saque de apuro, pero sí un freezer que me estoy acostumbrando a ir llenando cada día. Aunque confieso que me cuesta bastante el tema del congelado. Siempre siento que es más rico lo "recién sacado del horno". Muy a pesar de mi, en estos últimos meses me acostumbré a dejar empanadas caseras (hechas por Luci, la chica que me da una mano con las niñas), milanesas, pan -lo dejo con un toque de horno y después lo vuelvo a calentar cuando lo quiero comer-, panqueques -con la cantidad de huevos que sacamos por día, está bueno aprovecharlos-, pre pizzas y pastas.
Tener la huerta también fue un empujón para empezar a cocinar recetas que antes no podía porque no conseguía demasiado en el pueblo. Y, lo más importante de todo, es que cuento con tiempo y ganas. Dos básicos ineludibles en la cocina. ¡Y que me gusta mucho comer rico!
En fin, después de tanto preámbulo, les paso dos recetas muy simples para que puedan hacer en estos días de otoño.
Sopa de calabaza
-Una calabaza
-Un litro de caldo de verduras
-Crema (a gusto)
-Queso rallado (a gusto)
Hervir la calabaza en el caldo. Podés cortarla antes en pedacitos y sacarle las semillas, o meterla en rodajas y la pelás cuando ya esté tierna. Cuando ya esté blanda, ponerla en la licuadora y cubrir con el caldo de la cocción. Acá, también es gusto de cada uno: si les gusta más líquida, le pondrán más caldo, si les gusta más espesa, menos. Licuar (o procesar todo). ¡Y listo el pollo! La prueban y le ponen sal o pimienta, o nada. Yo la suelo comer así, con un chorrito de crema fría y queso rallado. Hay quienes también, después de licuarla, le ponen un poco de crema y la vuelven a cocinar. Si les gusta bien cremosa, esta es una buena opción.
Bastoncitos de muzzarella (o queso fresco)
- Queso fresco o muzzarella (si es queso fresco, fíjense de los que son más bien duros, no muy cremosos, y que esté bien frío)
- Dos huevos
- Pan rallado
Cortan el queso en bastoncitos, o en cuadrados. Como más les guste.
En un bowl, mezclan dos huevos con un poco de sal y pimienta. Pasan los bastoncitos por el huevo y luego por el pan rallado (tipo milanesas). Para mi la clave es hacer este proceso dos veces y dejarlo unos minutos (media hora en lo posible), en la heladera.
Chauchas, y ¡hasta la próxima entrada!
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