Colores de otoño







¡Al fin sol! ¡Al fin frío del verdadero! Hoy fue de esas mañanas bien, bien lindas en el campo. Amanecimos de noche, como toda la semana, pero se veía una sombra naranja bien de lejos. Buen augurio después de tantos días grises y pegajosos que, además de mucha agua, trajeron una invasión de mosquitos.

Lo que más gusta del otoño es que la naturaleza se empieza a replegar. Y en ese repliegue, lo que no se esconde, se luce más. Como estas margaritas que tengo hace 3 años en una maceta grande, que esperan la llegada de estos primeros fríos para sacar sus pétalos al sol. Lo más lindo es que lo van haciendo de a poco. Cuando abro la ventana del cuarto de las chicas, me gusta ver que cada día se suma alguna más. Se quedan así todo el otoño y les gusta el frío del invierno. Y a principios de septiembre, cuando el calor ya vuelve a la escena, ellas se retiran, y se esconden hasta abril.










No sé qué hay dando vueltas en el aire durante esta época, pero las que también aparecen más que de costumbre, suelen ser las mariposas. Este año aparecieron miles de las de la foto de arriba, dando vueltas por el jardín de casa.


A quienes ya despedí, fue a los tomates. A esos sí que sólo les gusta el verano. La semana pasada comimos los últimos que quedaban. A los más grandes los hice salsa y los congelé. Y al resto de las plantas, que no soportan los fríos ni las heladas, las saqué de la huerta (los tomates se sacan siempre, y en noviembre/diciembre, se vuelven a plantar nuevos. A menos que tengas un invernadero o algo que les dé mucho sol y calor). Me dio un poco de pena sacarlos porque Tania hace una pasadita diaria y le encanta ir sacándolos de las ramas y comérselos. Lo que estuvo bueno este año, también, es que aprovechamos para ir sacando los tomates feos y llevárselos a las gallinas. Otro buen programa con las chicas.




Lo que hice esta vuelta, antes de arrancarlos de raíz, fue cosechar los verdes que quedaban en las plantas, los puse en una caja con ventilación y los dejé en un lugar relativamente oscuro. ¡Son miles! Todos los días, hay varios que se empiezan a "sonrojar". Los saco y los dejo en la cocina hasta que maduran bien. Así que seguiremos teniendo tomates por unas cuantas semanas más.








Este año voy a estar más atenta a ir moviéndolos en la caja, porque se pudren de nada. Si hay alguno medio fiero, lo ideal es sacarlo para que no contagie al resto. El año pasado me colgué y se me fueron pudriendo todos. Otra alternativa, sería probar de hacer los famosos "tomates verdes fritos". ¿Alguien los hizo alguna vez?

¡Buen jueves de sol para todos!










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POR QUÉ ESCRIBO

POR QUÉ ESCRIBO
Porque hace bien al Alma. Porque sana. Porque me ayuda a no olvidar. Porque me ayuda a recordar. Porque a veces la gente no encuentra el orden exacto de las palabras y yo sí. Porque no siempre sé decir en voz alta. Porque me deja volar un rato y salirme del día a día. Porque algún día mis hijas van a aprender a leer. Y otro día, a escribir. Y van a ser ellas las voces detrás de este teclado y los ojos que van a mirar lo que yo algún día vi.

DETRÁS DEL LENTE

DETRÁS DEL LENTE
Todas las fotos que ven en mi blog las saco yo. Muchas las saqué con mi Cannon G10, máquina que amé y sigo amando, pero ¡ya llegó a su máximo de cliks! Me acompañó desde 2009 hasta el año pasado, que pidió un cambio. Viajó por Tailandia y por Chile; disfrutó de los mejores veranos en la playa en familia; fue testigo de nuestros miles de kilómetros en moto; nos acompañó bajando montañas de nieve; pudo ver cómo nuestra vida en el campo se fue transformando día a día; vio crecer a nuestros perros; retrató las primeras sonrisas de mis hijas. En 2015 pidió un cambio así que, por esas cosas que tiene el azar, Tere, mi íntima amiga, me vendió su Nikon 3500. Todavía no le tengo el aprecio que le tuve a la Cannon (siempre recomendaría esta máquina porque es semi profesional. Me sirvió mucho para vender fotos en las notas que me han publicado). Las demás fotos las saco (y saqué) con el Iphone 6.

ALGO DE MI

ALGO DE MI
Soy una mezcla de todo. Fui charlista de cenáculos, atleta federada, secretaria ejecutiva. Recorrí más de 5.000 kilómetros en moto por el mundo y saqué cientos de fotos desde el asiento de atrás. Caminé con górilas en Ruanda y fui pasante en Para Tí. Viví algunos días en el monte formoseño y otros tanto, en la clínica La Prairie. Soy periodista de profesión, y comunicadora, de vocación. Leí la saga completa de Harry Potter y nunca entendí a Cortázar. Tengo una huerta en mi casa y me gusta cocinar. Soy amiga, esposa, hija, hermana y madre dos niñas que me dieron vuelta el mundo. Tengo 34 años y sigo usando All Stars.