No estoy al mando




Esperar. Darle tiempo a las cosas. Que maduren. Que tomen forma. Que se deformen. Que se vuelvan a armar de otra manera. Como el gusano hasta llegar a ser seda.Lo pensaste de color rosa, y terminó de un amarillo furioso con vetas verdes. Creíste que iba a ser rectangular, y terminó siendo redondo. 

Hace tiempo que vengo pensando este proyecto. Años (años, años), en los que sueño con tener entre mis manos, algo publicado. Algo propio.

En 2006, cuando me di cuenta de que lo mío pasaba por escribir, soñaba con ver impresas mis palabras en algún medio. Llegaron, casi sin notarlo, muchas notas, muchas revistas, muchos viajes. Fueron cayendo, de a poco, mes a mes. Un día me vi sentada frente a los Alpes Suizos con mi cuaderno, porque me habían contratado para escribir una nota. A los pocos meses, eran las 4 de la mañana, cuando salimos con un grupo de periodistas de de alrededor del mundo a ser testigos de una de las ceremonias budistas más lindas de Tailandia. Ahí también estuve, sólo para escribir. El sur de Chile me tuvo más de una vez, para deletrear sus paisajes verdes llenos de volcanes. (Y para reirme a carcajadas con una nueva amiga mexicana que me llevé de yapa).


Chiang Mai, Tailandia. Ella es Florencia Molfino, argentina radicada en México hace muchos años. Nos hicimos muy amigas en aquel viaje. ¿Algo curioso de esta foto? La sacamos el 17 de marzo. Eran las 4 de la mañana y nos fuimos en tuk tuk a mirar una ceremonia budista que se hace todos los días antes de que salga el sol.


Chiang Mai, Tailandia.


Mañana en las calles de Chiang Mai (17 de marzo de 2009)


Ellos eran los brasileños viajando en la comitiva. Los latinos (mexicanos, argentinos y brasileños) siempre nos manteníamos juntos. No los volví a ver y no me acuerdo de sus nombres, pero sí que eran muy buena gente y que le encantaba tomar cerveza.

Una noche fuimos a ver un baile típico del lugar y nos hicieron pasar al escenario


Pasaron 10 años desde ese 2006. Que quería, pero no sabía por dónde se iban a dar las cosas. Renuncié, con mucho miedo, a la seguridad de un trabajo y un sueldo fijo, porque quería hacer lo que más me gustaba. Confiaba, pero iba con miedo. Hasta que cada pieza empezó a caer en su lugar.


Panguipulli, en la zona de los Lagos, al sur de Chile. El hotel donde nos hospedábamos quedaba donde saqué la foto. En este viaje la conocí a Leslie, una mexicana de otro mundo. En menos de dos días parecíamos amigas de toda la vida. Seguimos bien en contacto, pero no logro encontrar las fotos que teníamos juntas.


Algo más cayó en su lugar en estos meses. El libro que tenía en mi cabeza, desde hace tantos años, está por entrar en el horno en unos días.Le di vueltas, y vueltas, y vueltas al asunto. "No va a gustar", "No me convence", "Es poca cosa". Me imagino que esas deben ser las palabras que todo escritor se dice cuando está por mostrar algo. O cuando un artista está por exponer sus cuadros. 

Hasta que me di cuenta de que son simples palabras prestadas. Y ahí el peso se hizo menor, el miedo se esfumó por un rato, y entendí por qué mis planes tomaron otra forma. Porque no soy yo la que está al mando.
















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POR QUÉ ESCRIBO

POR QUÉ ESCRIBO
Porque hace bien al Alma. Porque sana. Porque me ayuda a no olvidar. Porque me ayuda a recordar. Porque a veces la gente no encuentra el orden exacto de las palabras y yo sí. Porque no siempre sé decir en voz alta. Porque me deja volar un rato y salirme del día a día. Porque algún día mis hijas van a aprender a leer. Y otro día, a escribir. Y van a ser ellas las voces detrás de este teclado y los ojos que van a mirar lo que yo algún día vi.

DETRÁS DEL LENTE

DETRÁS DEL LENTE
Todas las fotos que ven en mi blog las saco yo. Muchas las saqué con mi Cannon G10, máquina que amé y sigo amando, pero ¡ya llegó a su máximo de cliks! Me acompañó desde 2009 hasta el año pasado, que pidió un cambio. Viajó por Tailandia y por Chile; disfrutó de los mejores veranos en la playa en familia; fue testigo de nuestros miles de kilómetros en moto; nos acompañó bajando montañas de nieve; pudo ver cómo nuestra vida en el campo se fue transformando día a día; vio crecer a nuestros perros; retrató las primeras sonrisas de mis hijas. En 2015 pidió un cambio así que, por esas cosas que tiene el azar, Tere, mi íntima amiga, me vendió su Nikon 3500. Todavía no le tengo el aprecio que le tuve a la Cannon (siempre recomendaría esta máquina porque es semi profesional. Me sirvió mucho para vender fotos en las notas que me han publicado). Las demás fotos las saco (y saqué) con el Iphone 6.

ALGO DE MI

ALGO DE MI
Soy una mezcla de todo. Fui charlista de cenáculos, atleta federada, secretaria ejecutiva. Recorrí más de 5.000 kilómetros en moto por el mundo y saqué cientos de fotos desde el asiento de atrás. Caminé con górilas en Ruanda y fui pasante en Para Tí. Viví algunos días en el monte formoseño y otros tanto, en la clínica La Prairie. Soy periodista de profesión, y comunicadora, de vocación. Leí la saga completa de Harry Potter y nunca entendí a Cortázar. Tengo una huerta en mi casa y me gusta cocinar. Soy amiga, esposa, hija, hermana y madre dos niñas que me dieron vuelta el mundo. Tengo 34 años y sigo usando All Stars.